Verano 2014, Inglaterra "a lo que salga".

Como comenté en un artículo anterior, mis hijas querían visitar Londres. Un destino que a mí no me llamaba mucho la atención.  Como buenas hijas, tienen que dar toda la guerra que pueden y lo que estaba destinado a ser un rápido viaje por avión en Ryanair desde la puerta de casa no pudo ser.  No quisieron volar en una aerolínea que daba, en aquellos momentos, muchos problemas y salía en todos los informativos.  Así que decidimos ir como siempre, en autocaravana, y visitar "algo más".

El trato fue el siguiente:  "Vosotras preparáis el viaje y yo la intendencia".  "Vale, fantástico, ok, etc" ¿Que ocurrió?  Que de preparación cero.  Pero para allá que fuimos, Como tantas otras veces "a lo que salga".  Sin ruta fija, con poca documentación pero con ganas de conocer, como siempre.

Incidentes, los justos, tonterías.  Yo volví enamorado de esa tierra y de la exquisita educación de sus gentes.  Sin duda volveré.  De momento os dejo un mapa de la ruta que fuimos haciendo a salto de mata y que fue un gran acierto.

Ruta por el sur de Inglaterra                                                                                          Elaboración propia con Google Maps

Resumiendo, pasamos a Inglaterra por ferry, desde Calais a Dover.  La primera visita Cantérbury, la Roma de los anglicanos.  Después Londres que consumió casi todo el tiempo del viaje. No lo atravesamos como indica el mapa, sino que estuvimos en un camping al norte, fuera de la zona LED, a una hora del centro.

Cuando nos cansamos de Londres visitamos la ciudad universitaria de Oxford, la balnearia de Bath (no se estrujaron la cabeza para ponerle nombre) y la .... mmm ... extraña, mágica y friky Glastonbury.

La única fijación que yo tenía era Stonehenge y para allá fuimos.  Bajamos a los mágicos bosques del New Forest y vimos la tumba de la niña que inspiró a Lewis Carrol para su obra en Lyndhurst.  Descubrimos el fabuloso Museo Nacional del Automóvil de Beaulieu y ahí terminamos  la primera visita a las islas.

El resto es la ida... y la vuelta.  Casi tres semanas.  Empiezo ya a pensar en el año que viene.  Esta vez lo preparo yo.