“Lo que es preciso demostrar hoy es que, mientras que un
hombre tenga un vehículo, puede hacer lo que quiera e ir a donde desee.”
Vale, de eso se trata.
Si lo anterior es cierto no será muy difícil hacer el viaje que dio
origen a este blog. Si era cierto cuando
se dijo ésto más lo será hoy. El mensaje
terminaba así:
"¿Hay alguien dispuesto a emprender un viaje este verano
desde Pekín a París en automóvil?"
¡Bravo! Es mi primera
idea, llegar a Pekín desde el extremo oeste de Europa, aunque no pase por
París. Lo más sorprendete es que el
mensaje se firmaba en el periódico Le Matin el 31 de enero de 1907.
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Portada del periódico "Le Matín" del 31-enero-1907 |
Sí, hace 107 años, cuando el automóvil apenas tenía 20 de
vida, esta visionaria idea, o locura
según otros, se plasmó en la convocatoria que el diario publicó ese día. Al advertir la magnitud de la propuesta el
periódico se lo pensó e intentó cancelar la prueba.
No obstante se apuntaron 40 equipos que poco a poco fueron
cayendo ante las dificultades de iniciar la prueba. El día 10 de junio de 1907, a las 8 de la mañana,
tan solo cinco equipos estaban en la línea de salida. Cuatro de ellos terminaron la prueba.
La ruta a seguir era... ¡Cómo! No había ninguna ruta, no estaba predeterminada, cada participante podía ir por donde quisiera o, mejor dicho, pudiera. Los cálculos estimaban entre 13.000 y más de
16.000 km. por territorios por los que lo único que había eran caminos de
herradura, senderos y antiguas rutas comerciales no a adaptadas a este
“moderno” sistema de transporte. Tan solo se sabía el lugar del inicio de la prueba y la meta.
Participantes:
El príncipe italiano
Scipione Borghese, el que más
hizo porque la carrera tuviera lugar. El
más preparado y el que contaba con mejor financiación. Vehículo: Itala 40, 40 HP, de color rojo.
Llegó a París el 20 de agosto de 1907 con veinte días de ventaja sobre el segundo participante (una semana según otras fuentes). Lo acompañaba su chofer,
Ettore Giuzzardi y el periodista italiano Luigi Barzini.
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El Itala de Scipione Borghese, el campeón. |
Dos automóviles De Dion-Bouton.
Pequeños motores, 10 HP y poco robustos. Conducidos por mecánicos de la
fábrica y pilotados por el periodista Georges Cormier y Victor Collignon.
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Los automóviles de Dion-Bouton participaron con dos equipos. |
Auguste Pons (padre de la cantante Lily Pons) y octave
Foucault, franceses, con un Triciclo Contal.
Motor de baja potencia, 6 HP. El primer tramo, nada más salir de Pekín lo realizó en tren porque el vehiculo botaba demasiado por aquellos caminos. Unas fuentes dicen que al llegar al desierto del Gobi se dio media vuelta y abandonó. Otras que el equipo tomó la imprudente decisión de deshacerse de equipo para aligerar peso, incluida el agua. Fueron encontrados por una caravana a punto de morir. De ser cierta esta versión, el Contal debe encontrarse todavía debajo de la arena en algún punto del Gobi. Fue el único equipo que no llegó a París.
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El triciclo Contal no terminó la carrera. |
Sobre el último equipo aún hay más incertidumbre. Se trataba de un Spyker holandés, de 15 HP. Parece que el fabricante fue convencido para financiar a su cargo la expedición por un tal Charles Goddard, artista circense itinerante que
nunca había conducido un vehículo. Otras fuentes dicen que el piloto fue Jean Goddard acompañado de Jean du Taillis. Desconozco si se trata de la misma persona. El final de su carrera también es ambiguo. Unas fuentes dicen que Charles Goddard fue arrestado por fraude en Berlín o en Enghien. Otras fuentes dicen que Jean Goddard se tuvo
que retirar por motivos de salud en Berlín y que abandonó la carrera. Y para finalizar, otra versión dice que llegó a París a manos de otro miembro del equipo junto a los dos De Dion-Bouton. De todas maneras protagonizó una hazaña al recuperar en dos semanas 5.000 km. en conducciónes de 24 horas, sin luces ni frenos delanteros. La casa Spyker desmontó el vehículo y reutilizó su motor en un barco y hoy no se conserva.
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Sin duda la tripulación más misteriosa, la del holandés Spyker. |
El premio consistió en una botella de champán, de ahí la
tradición en las pruebas automovilísticas que ha perdurado hasta ahora.
Buen viaje y hasta la próxima,
(*) Todas las fotografías han sido obtenidas de diversas fuentes de internet. Desconozco los autores de las mismas.